Síguenos en:

Patología de las vías lagrimales

Bebe llorando

El lagrimeo representa una parte importante de la patología que se atiende en los servicios de oftalmología. Aunque pueda parecer una patología banal, no lo es para el que la padece y, si bien no genera repercusiones graves para la salud del individuo, puede llegar a ser tremendamente invalidante para el enfermo, con importantes consecuencias psicológicas y laborales.

En ocasiones, el ojo lloroso se acompaña de signos de infección como conjuntivitis de repetición, secreción frecuente en el ojo y pestañas e incluso con dacriocistitis.

Si existe una patología de las vías lagrimales que justifica el lagrimeo, el tratamiento dependerá del lugar de la obstrucción. Casi siempre deberemos realizar un tratamiento quirúrgico que podremos realizar mediante anestesia local y en régimen ambulatorio. En algunas ocasiones el tratamiento consistirá en realizar una puntoplastia, es decir, unos pequeños cortes en los puntos lagrimales que ampliarán el orificio por el que la lágrima entra en los canalículos.

Cuando la obstrucción es más baja, deberemos recurrir a la dacriocistorrinostomía, que consiste en unir internamente el saco lagrimal con la mucosa que recubre el interior de la nariz, creando así una nueva vía de drenaje de la lágrima. El abordaje clásico para esta intervención es el externo (desde la piel), pero en los últimos años han aparecido las técnicas mínimamente invasivas, en las que se puede realizar la cirugía desde la nariz o mediante láser desde dentro del canalículo lagrimal, con lo que desaparece la herida de la piel y se reduce enormemente el trauma quirúrgico.

En los casos en que las técnicas convencionales fracasan o la obstrucción no es susceptible de ser tratada mediante ellas, se recurre a la implantación de un tubito de vidrio que une la parte interna del lago lagrimal o carúncula con la nariz, creando así una comunicación directa para el drenaje de la lágrima (lacorrinostomía).

Déjanos tu comentario