El tercer ojo, (también conocido como el ojo interno) para diferentes creencias como en budismo o el hinduismo, es el lugar donde encontramos nuestra conciencia, el punto de unión con el mundo espiritual. Es considerado el centro de la intuición y de la clarividencia y la manera de representarlo es un punto rojo en la frente en el medio de las cejas. Hecho muy difundido por estas religiones. Ejemplo visual:
Al proceso de estimulación de la conciencia se denomina “el despertar del tercer ojo” y se dice que induce el desarrollo de la intuición, al aumento del autoconocimiento y a desencadenar nuestro potencial creativo. El despertar del tercer ojo significaría trascender lo físico y mundano para evolucionar hacia el mundo espiritual, balanceando la dualidad que es inherente a todo ser humano. Este proceso se representa por el Caduceo de Hermes, el cual en muchas sociedades es el símbolo de la medicina, confundiéndose con la vara de Asclepios. Estas 2 imágenes representan el caduceo de Hermes y la vara de Asclepios
CADUCEO DE HERMES VARA DE ASCLEPIOS
El tercer ojo todo lo ve
El tercer ojo ha sido enmascarado en Occidente con el término “el ojo que todo lo ve”. Mark Twain lo describe no como un ojo de una deidad sino como un regalo que cualquier persona puede utilizar: «El ojo común no ve más que la parte exterior de las cosas, y juzga mediante eso, pero el ojo que todo lo ve penetra completamente y lee el corazón y el alma, encontrando así la capacidad que el exterior no indica o promete, y que de otro modo no podría detectar».
Todos las personas nacemos con ese don, por eso es frecuente que los niños sean capaces de poder ver lo que el ojo humano no puede. Se dice incluso que existen varias técnicas de poder activar el tercer ojo y adquirir de esa forma ese don. De este hecho tienen referencia simbólico y lo tienen como símbolo masones
Los fundadores de EEUU rinden tributo a esa sabiduría ancestral reflejándolo en el billete de 1 dólar, en al Declaración francesa de los derechos humanos de 1789…….